Es claro que tu problema ha nacido en origen por clamar

enloquecidamente que todo debe hacerse según tu visión;

( o la persona que interviene en este problema)

por ser impaciente o por no saber esperar el momento oportuno.

Esa necesidad de acción puede ser una virtud,

pero en este caso te ha traído dificultades,

ya que no tienes ( o esa persona tiene) una meta clara a la cual te estés dirigiendo.

Como todo aparenta ser tan inestable, crees que el caos es algo normal.

Pero te equivocas.

Esta situación es, en parte, producto de tu accionar. Tampoco debes sentirte culpable,

ya que más allá de todo, tu espíritu es noble e inocente en esencia.

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